Aunque no es tan escabrosa, aguda o musicalmente memorable como la original de John Waters, retiene mucho de su sensibilidad 'trash' y su gran corazón.
[De Niro] acierta con la música, los ritmos hablados y las caras. No es un éxito total, pero las actuaciones y el vigor juvenil compensan la torpeza de la estructura.
Cobra vida gracias a las escenas, especialmente el clímax en Grand Central Station. Es algo larga y en definitiva no es más que una obra de exhibición.
Un trepidante 'slasher' que es a la vez un cariñoso homenaje al apogeo sangriento del género en los 80 y una mirada enérgica e inteligente al papel de la mujer y el poder en Hollywood.
Una farsa inconclusa para famosos, esta película de Allen se sumará a la lista de obras para comprender mejor la filosofía del director, sin pasar a la historia como una obra verdaderamente imprescindible.
La tercera película Astaire-Rogers y una de las mejores, con una superlativa partitura de Irving Berlin, e igualmente superlativas rutinas de Hermes Pan que desatan una clara electricidad sexual entre la pareja.
Woo conjura varias escenas bastante emotivas. Sin embargo, los guionistas tienen dificultades para entrelazar las transmisiones codificadas con la acción, lo que hace que las ostentosas escenas de batalla se sientan retóricas y vacías.
La atmósfera es oscura y opresiva, los nazis son como gangsters ideológicos y los temas de la lealtad y la traición y la resistencia activa y pasiva funcionan a la perfección. Cuenta con grandes actuaciones.
Los que no estén familiarizados con la vida y obra de Kahlo, la encontrarán enérgica e instructiva, pero la profundidad de personajes y la reflexión sobre el proceso creativo no son partes de su ecuación hagiográfica.
El drama de época escapa de la naftalina en esta laberíntica película de conspiraciones. Juega volublemente con la historia, pero crea un retrato de gran envergadura.