Visualmente impresionante - los paisajes al amanecer y al atardecer son sublimes - y con una seductora banda sonora, su cualidad única reside en su notable honestidad emocional.
Una obra caótica que esquiva la coherencia narrativa en favor de gags rápidos y estupideces autorreferenciales. Casi hay suficiente ingenuidad en las bromas para justificar la ausencia total de trama.
Las interpretaciones son buenas y la dirección es convencionalmente habilidosa pero efectiva. Lo más destacado es el oído que tiene Tanovic para los diálogos y su manejo de la estructura dramática.
La trama es complicada y la duración no se siente adecuada. Disfruta de esta película en el cine, donde la gran pantalla y el sonido te envolverán en una experiencia cálida y mágica.
Los problemas sociales que presenta son sumamente relevantes en la actualidad. Es una película de una elegancia sorprendente, sin importar el ángulo desde el que se analice.
La fascinante primera hora está repleta de matices intrigantes y una sensación de inquietud. Sin embargo, el desenlace resulta decepcionante y te arrepentirás de haberte dejado envolver por la historia.
Rápidamente adquiere importancia, profundidad y sofisticación que la vuelven comparable a las obras de Shakespeare. Sin duda, se trata de una obra excepcional.
Shyamalan explora conceptos políticos, pero los ahoga en una narrativa ilógica. Sin embargo, la actuación de la talentosa Bryce Dallas Howard brilla notablemente.
Visualmente, es una obra maestra; la caracterización de los personajes brilla, especialmente la de los villanos, que son muy bien trazados. Las escenas de acción, aunque sutiles, proporcionan una gran dosis de satisfacción.
La versión de Bakshi, que combina animación y acción en vivo, destaca por su calidad constante, manteniéndose fiel al texto original y reflejando visualmente varios de los diseños creados por Tolkien.