La producción tiene una premisa que consiste en ofrecer deliberadamente diálogos absurdos, y la sostiene de manera razonable a lo largo de su breve duración.
Más comedia absurda que película de terror, es un despliegue ostentosamente bueno de efectos especiales y de sustos tan extremos que sólo pueden ser tomados a risa.
A partir de un material de terror tradicional que incluye pistas engañosas y movimientos repentinos en el encuadre, la directora Amy Jones crea secuencias de gran estilo.
Es muy disfrutable, gracias a la diversión de ver a la impredecible, sexy y peleona Griffith pasar de secretaria de Staten Island a genio de Wall Street.
Lo que la mantiene fresca son las interpretaciones, sexualmente cargadas, de sus dos atractivos protagonistas y los giros sarcásticos que DeVito y su guionista, Michael Leeson, le dan al material.
Hábilmente escrita, con una visión penetrante, casi brutal, de Sicilia y su anticuado modo de vida, la dirige Pietro Germi con ritmo incansable y consistente mordacidad.