Parece haber sido planificada, escrita, interpretada, rodada y montada por personas que estuvieran constantemente desautorizadas por otras personas. Es totalmente inánime
La historia, así como la dirección que Peter Yates hace de ella, es juvenil sin ser en absoluto atractivamente ingenua, pero las secuencias submarinas son suficientemente agradables.
Loach no es un director de estilo notable, ni siempre renuncia a la obviedad, pero parece tener un notable talento para manejar a los actores y obtener interpretaciones verdaderamente memorables.
Incluso aunque la mayoría de los gags son demasiado tontos o demasiado trillados para ser hilarantes, 'Airplane!' es demasiado afable para resultar irritante.
Un turbulento despliegue de brillantez, energía, baile, confesiones a media voz, bromas internas y, especialmente, ego. Es como si Fosse nos hubiera invitado a asistir a su funeral.
Una sátira política tan impresionante y equilibrada que resulta casi tan excéntrica como su protagonista. Es ingeniosa, más que divertida. Sin caer en el formalismo, logra ser seria y provocativa. Tiene una cualidad que es difícil de encontrar en el cine estadounidense actual. Se siente muy audaz.
Lo que nos mantiene viéndola no es ninguna revelación en particular, sino el intento loco, casi suicida, de los realizadores para convencernos de compartir su fascinación con el protagonista.
Un estudio de la gentileza que de alguna manera suprime la rabia. Esa es la cualidad que ilumina al film y lo hace mucho más fascinante que si hubiera sido un retrato que dignifica a un monstruo.