La película, en suma, quiere que lo pasemos mal (es decir, bien), y lo consigue a poco que nos dejemos el cinismo en la puerta del cine. Disfrutable terror de serie B sin pretensiones ni cinismo.
Entre entrevistas mal formuladas y recursos de docudrama que confunden el mensaje, la película no logra aprovechar su potencial para abordar el tema de manera clara. Las divagaciones serán percibidas solo por aquellos que ya estén familiarizados con el asunto.
Una intriga con giros inesperados, quedándose a medio gas debido a su falta de riesgo formal. Que decida cada cual si las buenas interpretaciones compensan lo anterior.
El conjunto carece de energía y lenguaje soez, mientras que se esfuerza por dar un tratamiento digno, aunque no del todo, a ese rey interpretado por un entrañable Peter Van den Begin.
El guion se presenta como deslavazado, y sus referencias a una virilidad arcaica resultan poco originales. Esta entrega carece de profundidad, ni logra ser inquietante ni memorable.
Es tan mediocre que ni siquiera Melissa McCarthy logra aportarle energía. La cinta presenta una premisa que se desgasta rápidamente en la primera media hora.
La reconciliación con el periodismo más crudo es palpable en esta obra. Se siente como un viaje similar a 'Apocalypse Now' y también se conecta con 'El año que vivimos peligrosamente'. El tramo final busca sacudirnos profundamente, dejándonos con la mente completamente abrumada.
Jason Statham aporta su carisma a un thriller convencional, logrando que la película mantenga el interés del espectador. Aunque la historia es predecible, logra ofrecer momentos entretenidos.
Después de el caos y la emoción inicial, me tomo un momento para reflexionar y reconozco que he visto una película verdaderamente interesante, incluso para quienes no son expertos en el tema.
Un deleite para los seguidores, ya que la directora imprime un profundo amor en cada una de las canciones del disco y en su presentación repleta de referencias y cameos. Su pasión y estética resplandecen en cada escena.
El filme presenta instantes impactantes y emotivos, pero en última instancia, se convierte en una desilusión que desvanece cualquier sentimiento nostálgico.
Peca de un desarrollo superficial, pero el uso de metraje de archivo y las escenas que capturan la convivencia entre el matrimonio, sin adornos ni narrativa, logran compensar estas fallas, transmitiendo una sensación de ternura.
Es un recorrido agobiante que nos hace sentir la tensión del comisario, y los pocos momentos de bondad se convierten en su mayor descubrimiento. Una trama intrigante que rinde homenaje a su protagonista.
Los excesos tienen sus consecuencias. Todd Phillips y su equipo nos mantienen riendo, lo cual es un alivio. En esta película, se percibe un esfuerzo por evitar los clichés habituales.