Críticas Willard (2003)

No aporta mucho, a pesar de la acertada interpretación de Crispin Glover. Con franqueza, haber reestrenado la anterior hubiera sido más bonito.

Una visión divertida y, a veces, espeluznante de la vida de un hombre asocial y peculiar, cuyo mejor amigo es un roedor blanco.

La secuela presenta un ritmo más ágil, una puesta en escena superior y un enfoque artístico más destacado que la original. Sin embargo, como película de terror, no logra generar el miedo esperado. Aunque tiene carisma y está bien hecha, las ratas no resultan aterradoras.

Uno no espera de 'Willard' una obra de gran sutileza. Lo que quieres es ver ratas, ratas y más ratas, y me da la impresión de que en ese sentido, esta película hace un 'ratástico' trabajo.

Su peor defecto es su pobre y deficiente argumento. No hay un solo diálogo que tenga sentido en toda la película.