Hipnótico film que explora las cosmogonías indígenas anteriores a la llegada de los europeos y rinde homenaje a las tradiciones que permanecen vigentes. Además, la obra también crea nuevas narrativas, reinventándose a sí misma en el proceso.
Se revela de manera cruda, incluso detrás de su impresionante esplendor visual y su enrevesada trama de thriller negro, profunda y deliberadamente confusa.
Imprevisible eleva la palabra a un papel central, como es habitual en la filmografía del director. Las palabras transmiten un significado profundo, sugiriendo mucho más de lo que realmente expresan.
Amiba viñeteada en torno a un inmueble capitalino no como florilegio de visiones históricas sino como un continuum de episodios mal zurcidos sin mayores indicaciones de ubicación en el tiempo ni pertinencia retrospectiva.
Canta en solitario o en tumulto una educación que es una reeducación para afrontar la brutalidad que hoy requiere la envilecida vida húngara postsocialista.
Presenta de manera clara una perspectiva preexistencialista del mundo, considerándolo una farsa trágica llena de nauseas, pero aún encuadrada dentro de una tradición naturalista o posnaturalista.
Arroja de lleno al meollo de cada secuencia y prescinde de cualquier presentación de personajes, conclusiones y transiciones. Sus escenas son tan directas y elípticas como sus planteamientos, saltando de una emoción a otra sin pausa.
Presenta una expansión incontrolable que escapa a los límites del psicothriller gore más estilizado, dejando atrás un enfoque truculento y excesivamente intelectual.
La película carece de un contexto claro, ya que su propósito es establecer una narrativa que se asemeja al cosmos de Spinoza, donde el centro se halla en todas partes y no tiene límites definidos.
Pertenece a un nuevo tipo de documental que va más allá de simplemente describir o dramatizar. En su esencia, narra delirios y se presenta como una docuficción en sus etapas iniciales, explorando la locura de una manera única.
Una obra maestra que navega por complicadas cuestiones filosóficas, sagradas y ministeriales. Es un neodrama social al estilo de Ibsen, que se presenta como una fábula moderna, siempre en transformación y profundamente susceptible de cambio.
Un ejercicio subversivo que fusiona la sarcástica claridad oscura de la primera parte con la elaborada farsa casi de marionetas y grandilocuente de la segunda parte, culminando en una variada y polivalente coda como un remate impresionante.