Biografía cinematográfica que, además de dar cuenta de la vida Kenney, le interesa reconstruir ese espíritu de irreverencia y transgresión que solo fue posible justo en esta coyuntura histórica y cultural.
Un bello ejercicio de hacer que el cine se parezca al viejo cine, el de celuloide. Una película que transporta a otro tiempo y a la piel misma de un hombre que inspiró toda una saga cinematográfica, y ahora inspira una nueva película que le dibuja sus facciones de cerca.
Un par de hermanos ladrones de bancos en un thriller cargado de resentimiento social y furia, mientras su contraparte, un viejo policía, los busca con calma y lucidez.
No es una película que destaque por su atractivo visual ni narrativo. Solo en ocasiones intenta ofrecer soluciones creativas en una trama centrada en las conversaciones entre personajes, lo cual resulta insuficiente.
La conexión con la naturaleza permea el relato de manera emocional, estética y minimalista, similar a un haikú. Este espíritu se refleja a lo largo de la concepción visual y narrativa de la película.
Una película con una premisa poderosa y llena de posibilidades ideológicas y dramáticas, pero termina por agotarse en la reiteración sin matices ni profundidad y en la presentación de debates fáciles y provocadores.
El conocido drama de enredos sentimentales y conyugales del cine francés, pero esta vez potenciado por un tema siempre presente en los diálogos y en una trama cargada de ingenio, humor e intelectualidad.
La ficción en el cine es un arte que se basa en la manipulación, pero debe ejercer esa influencia sin que se perciban las costuras o trucos. Si la intención del director es demasiado evidente, se pierde la esencia. En esta película, desafortunadamente, eso es exactamente lo que sucede.
Son relatos que empiezan y se desarrollan con el encanto exótico y aventurero de las historias del Viejo oeste, pero que terminan con un mazazo después del cual empieza en la cabeza del espectador otro proceso de revisión.
El arte y su protagonista son recursos utilizados por este director sueco para cuestionar la sociedad europea contemporánea. En un relato que contiene diversas ideas y situaciones, se propicia la reflexión y la crítica propuestas en su premisa.
González Iñárritu utiliza recursos conocidos que enfatizan su mensaje o manipulan las emociones del público. Aunque le falta la narración intrigante de sus tres primeras películas, mantiene el uso del falso plano secuencia, que en algunos momentos resulta efectivo pero en otros se siente como una mera muestra de técnica.
El relato presenta una narración inteligente y profunda, repleta de instantes conmovedores y divertidos. Es una obra que toca las emociones y también estimula la mente.
Los hermanos Dardenne regresan con su característico realismo cotidiano, reflexionando sobre la naturaleza humana, aunque esta vez no logra la misma intensidad y complejidad que otros de sus trabajos.
De ninguna manera esta entrega es decepcionante frente a esa obra maestra que la precede, y ciertamente propone un giro adicional a esa cuestión ética sobre la inteligencia artificial.