Estrambótica. No tiene más que la presencia contradictoria de Houellebecq y Depardieu, casi como El Gordo y El Flaco, que convierten la función en un gracioso esperpento.
Filma sin pretensiones y, a pesar de ello, exhala estilo, porque su moral primaria y natural no deja restos de moralina, y (...) busca (...) finales mejores para los suyos y su historia.
El personaje resulta ser superficial. La película no pretende provocar una reflexión, ni desde una perspectiva religiosa ni antirreligiosa. Se sugiere que la apostasía demanda un mayor análisis y pensamiento crítico.
Cuando uno ve esta película, ve una historia; pero al volver a verla, también descubre una nueva perspectiva. No necesariamente animo a verla en repetidas ocasiones, aunque podría sugerirlo, ya que no deberías perderte ninguna de las dos experiencias.
Adquiere, esencialmente en la mirada algo chaplinesca de su protagonista, un plus de frescura, cercanía, percepción e incertidumbre que hacen el relato más encantador, incluso poético.
Película agridulce, con una eficaz y complejísima construcción del interior de un personaje discordante, pero muy próximo, de Darín, y que busca y encuentra sin esfuerzo al espectador
El encanto de la película radica en la suavidad, siempre en armonía, de sus protagonistas: Stefano Accorsi, Neri Marcorè y Lisa Cipriani. Además, la breve intervención de Anouk Aimée, que equilibra lo poético con lo agridulce, añade un valor particular a la historia.
Pesimismo inteligente, clarividente y tronchante que nos lo ofrece a través de otro genio de eso, de pensar, de escribir y de decir, llamado Larry David, creador de Seinfeld
Consigue con apenas media docena de personajes y un casi único escenario atrapar al vuelo un sentido shakespeariano del mundo, y desmigarlo con sencillez cervantina y doblez quevediana. El resultado es un insólito catálogo del sentimiento y del comportamiento humano.
Es casi un producto navideño, pero con el inevitable talento de sus creadores. Una leve o superficial radiografía de la Quinta Avenida, salpimentada por una historia de amor de cuento.
Roberto Benigni sigue encontrando belleza en su obra. Sin embargo, el componente cómico carece de la fuerza y eficacia que exhibía en 'La vida es bella'.
Una trilogía incomparable a ninguna otra. Es una obra inagotable que, lamentablemente, agotó a su autor, pero que afortunadamente nunca agotará la mirada y la emoción de cualquier espectador.
Bogli se queda a medio camino de las posibilidades de su historia, que no llega a la emoción, incorrección y divertimento que pretende, y que apenas llega a hacer obvio el dolor o los dolores que encierra.
Comedia que consigue reunir en un solo punto toda su gracia, que no es poca: en la extremada caricatura de sus personajes. Quizá no haya que pedirle otra cosa que ligereza y risas, que es lo que ofrece con generosidad.