El conjunto carece de energía y lenguaje soez, mientras que se esfuerza por dar un tratamiento digno, aunque no del todo, a ese rey interpretado por un entrañable Peter Van den Begin.
El guion se presenta como deslavazado, y sus referencias a una virilidad arcaica resultan poco originales. Esta entrega carece de profundidad, ni logra ser inquietante ni memorable.
No funciona como película de acción. Sin embargo, como comedia burlesca, es inigualable. El mayor atractivo radica en la actuación de un Tom Hardy que sobreactúa con un regocijo casi obsceno.
Es tan mediocre que ni siquiera Melissa McCarthy logra aportarle energía. La cinta presenta una premisa que se desgasta rápidamente en la primera media hora.
La reconciliación con el periodismo más crudo es palpable en esta obra. Se siente como un viaje similar a 'Apocalypse Now' y también se conecta con 'El año que vivimos peligrosamente'. El tramo final busca sacudirnos profundamente, dejándonos con la mente completamente abrumada.
La saga primate vuelve con dignidad, aunque ha perdido algo de su esencia. En ocasiones, recurre en exceso a los diálogos. Sin embargo, los nuevos personajes son atractivos y carismáticos.
Jason Statham aporta su carisma a un thriller convencional, logrando que la película mantenga el interés del espectador. Aunque la historia es predecible, logra ofrecer momentos entretenidos.
Después de el caos y la emoción inicial, me tomo un momento para reflexionar y reconozco que he visto una película verdaderamente interesante, incluso para quienes no son expertos en el tema.
Llena de conspiraciones nazis, este debut de Lupin III en formato digital presenta una aventura sumamente entretenida, repleta de violencia paródica que recuerda la esencia de 'En busca del arca perdida'.
Está bien. O muy bien, incluso. Aunque sea con once años de retraso, Natasha Romanoff ha tenido una película que hace justicia a su condición de espía legendaria.
Su tono sereno y el rico detalle de sus culturas ficticias, junto con la profundidad de su narrativa, hacen que 'El rey ciervo' se destaque como una película, aunque no sea perfecta, sí es inolvidable.
Un deleite para los seguidores, ya que la directora imprime un profundo amor en cada una de las canciones del disco y en su presentación repleta de referencias y cameos. Su pasión y estética resplandecen en cada escena.
El filme presenta instantes impactantes y emotivos, pero en última instancia, se convierte en una desilusión que desvanece cualquier sentimiento nostálgico.
Peca de un desarrollo superficial, pero el uso de metraje de archivo y las escenas que capturan la convivencia entre el matrimonio, sin adornos ni narrativa, logran compensar estas fallas, transmitiendo una sensación de ternura.