Críticas Brother (2000)

El gran Kitano se mantiene en plena forma en su primer filme realizado fuera de Japón. Este director, difícil de clasificar, utiliza la violencia como el motor de narrativas que oscilan entre lo trágico y lo surrealista, al tiempo que logra crear imágenes de insólita ternura en sus crudos retratos de una sociedad corrupta.

Kitano ha creado una obra decepcionante. Muchos intentan justificar lo injustificable y buscar valor donde solo hay vacío. La película se presenta como una serie interminable de tiroteos sin propósito, situaciones absurdas, un conceptualismo pobre, falta de expresión y flashbacks confusos, además de una falsa sugerencia y un simbolismo superficial.

El resultado es personal e inconfundible, pero la incómoda relación entre Kitano y Omar Epps es un poco decepcionante.

Constituye no sólo un logrado exponente del género sino también un retrato muy valioso del abismo que existe entre Japón y los Estados Unidos: una película inteligente, coherente y muy persona.