Críticas Mia y el león blanco (2018)

Tiene algunos elementos impresionantes, pero se ven debilitados por un guion torpe que por momentos es artificial e inverosímil.

Bajo su apariencia de película de iniciación y aventura, 'Mia y el león blanco' muestra la inquietante funcionalidad del cine como instrumento de blanqueo de una reputación cuestionada.

Es entrañable redescubrir "Nacida libre" en "Mia y el león blanco". Esta película es sencilla y modesta, careciendo de la profundidad que se esperaría, pero cumple con sus objetivos de manera digna.

El mensaje de la película transmite una credibilidad y una autenticidad profunda. Pero no es inocente, y busca crear conciencia sobre este tema de una manera efectiva.

Técnicamente es irreprochable, y filmar a animales, por más entrenados que estén, no habrá resultado sencillo. Y las actuaciones no viran hacia el melodrama, lo cual hubiera sido contraproducente. Es una opción, no sólo para llevar a los más chicos.

Más allá de consignas poco sutiles, puede valorarse por su apuesta narrativa sin trampas, por su confianza en la conexión entre el espectador y los personajes (y entre ellos) y, sobre todo, por su extraordinaria puesta en escena del protagonista felino.

Aunque la base de su relato es simple y sin mayores sobresaltos argumentales, 'Mi Mascota es un León' revela la verdad sobre una de las actividades menos conocidas, pero a la vez más impactantes de Sudáfrica, como lo son las granjas de felinos.