Críticas TRON: Legacy (2010)

Con un despliegue de poderío informático mucho más potente que su antecesora de 1982, 'Tron: Legacy' se asemeja a una fiesta nocturna en un frontón de jai alai.

'Tron: Legacy' es el salvapantallas más impactante que existe. Los efectos visuales contemporáneos y la banda sonora innovadora la transforman en un increíble viaje virtual, aunque el concepto central continúa siendo tan disparatado como siempre.

'Tron: Legacy', una secuela realizada 28 años después del filme original con el mismo actor, se mantiene fiel al espíritu de la primera película: sigue siendo incomprensible, pero deslumbrante visualmente.

El 3-D es efectivo, pero no resulta sorprendente. Para una narrativa que realmente provoque reflexión sobre los reinos virtuales, es preferible ver 'The Social Network'.

De apabullante, pero insensato, frío y hasta feísta, repertorio tecnológico, la película se torna pesada y monótona.

Bridges se ha convertido en Obi Wan Lebowski. Es como una versión prolongada de una de esas publicidades de videojuegos. Cada frase resulta predecible o, por el contrario, completamente incomprensible.

No es una película adelantada a su tiempo, como la original, pero sí es una consecuencia muy digna del universo que 'Tron' ayudó a crear.

No todas las ideas del film quedan claras e incluso hay algunas contradicciones que no parecen producir demasiada angustia a los realizadores.

Parte de la base de la estética y conceptos originales para llevarlos al límite de lo que permite el cine hiper tecnológico del siglo XXI en una experiencia increíble que sólo debe verse en 3D.