Críticas Grandes familias (2015)

En la superficie la historia es bastante elaborada. Rappeneau demostró ser un director y guionista refinado. Para quienes no conocen su obra, esta entrega es una mala representación de su talento.

'Grandes familias' no logra despegar y se sitúa en un punto muerto. Esta comedia de enredos e infidelidades, a medida que se intensifica, termina siendo menos efectiva.

La propuesta argumental resulta predecible y algo anticuada. Destacan las actuaciones de Mathieu Amalric y la encantadora Marine Vacth, así como un elenco intergeneracional que aporta destreza y autenticidad.

Es una película que combina humor con un toque de drama y romance. Resulta agradable y ligera, pero se queda en lo superficial, sin ofrecer personajes que te hagan sentir un fuerte apego o aversión, ni ideas que desafíen lo evidente.

Una película que podría fácilmente confundirse con un ligera chuchería para ver después de la cena, pero que en realidad resulta ser tan rica y llena de capas como un milhojas de gourmet.

Rappeneau critica a los nuevos exponentes del género en su país, a la vez que disfruta parodiando el drama familiar de autores serios.

La narración del director, junto con la impresionante fotografía de Thierry Arbogast y el talentoso elenco, convierte a esta película en una experiencia que ofrece más gratificaciones que desilusión.

A pesar de sus fallos, la historia brilla en momentos específicos. Rappeneau logra crear un ambiente entrañable y a la vez imperfecto.