Críticas Mañana empieza todo (2016)

El abuso de sentimentalismo fácil ofrece resultados más empalagosos que conmovedores.

Casi un calco de la película mexicana que sigue un esquema argumental similar. Todo parece diseñado para aprovechar el carisma de Omar Sy, quien resulta ser más convincente como seductor que el personaje original.

Gélin se inspira en la grandeza de 'La vida es bella'. En esta historia, al igual que en una fábula, existe el dolor. Sin embargo, también hay maravillas y felicidad.

Está plagado de recursos mil veces vistos, un guion lleno de agujeros y lugares comunes, que busca manipular de la manera más básica las emociones de los espectadores.

Versión más edulcorada, carece de los ingredientes que hicieron famosa a la original. Tenía mucho potencial para explorar la relación atípica entre un padre soltero y su hija, pero al final resulta ser una comedia del montón.

Si la comedia no logra establecerse, la química que se percibe en ciertos momentos entre padre e hija se desvanece en secuencias de montaje acompañadas de una música melodramática que destruye cualquier posibilidad de emoción genuina.

Lo peor es el carácter burdo de una metáfora final que llega después de una vuelta de tuerca tan arbitraria como manipuladora.