Críticas Mentes poderosas (2018)

Una distopía adolescente convencional. Para aquellos que acaban de cumplir 14 o 15 años, será suficiente.

Amandla Stenberg brilla. Es una película que se siente desactualizada incluso antes de que comenzaran a grabar.

Presenta sus alegorías con mucha eficiencia. Las secuencias de acción son claras y conceptualmente sólidas, pero están presentadas sin elegancia ni peso.

Es competente y disfrutable. 'The Darkest Minds' no aporta nada nuevo al género adolescente.

Esta película no destaca ni por encima ni por debajo de las muchas producciones similares que han inundado las salas de cine en los últimos años. Sin embargo, su brevedad es una ventaja notable. Por otro lado, su falta de sorpresa se presenta como un gran inconveniente.

Mimetizando sin pudor temas, situaciones y personajes vistos en 'El corredor del laberinto', 'Los juegos del hambre', 'Divergentes' y demás fantasías. La inconsistencia del argumento se agrava en cada giro del guion.

Sin ser muy original, resulta bastante sobria gracias a la puesta en escena de Jennifer Yuh.

Ambiciona ser la próxima 'Los juegos del hambre' con retazos de X-Men, pero su confuso y repetitivo resultado la acerca más a 'Divergente' o 'El corredor del laberinto'.

Sin demasiados hallazgos ni creatividad, y con el ojo puesto en construir una larga franquicia, 'Mentes poderosas' luce como el piloto de una serie. Y no precisamente de las mejores.

Es uno de esos films que quiere abarcar mucho pero termina apretando poco, síntoma inequívoco de su carácter introductorio a un universo que, en caso de los números de taquilla respondan, podría expandirse por un buen rato.

El argumento no se ocupa de explicar con algún detalle minimamente razonable los pormenores de semejante debacle.

El filme está bien realizado, tiene su cuota de efectos especiales y enfrentamientos varios, y cuenta con un interesante grupo juvenil que une calidad de actores con simpatía personal y particular carisma.

El resultado final de la cinta deja mucho qué desear. Narrativamente, las líneas argumentales se sienten confusas y arbitarias.