Críticas Tan fuerte, tan cerca (2011)

Es una película a la caza del Oscar en su forma más descarada y censurable.

Una historia que reúne en el dolor de un sensible niño de ficción, la pena del mundo entero, del país, de la ciudad y de los miles de seres queridos que se quedaron atrás.

Extremadamente falsa e increíblemente histérica. Carga con dos de los vicios de nuestro mundo: el sentimentalismo y la cursilería.

No hay espacio para la reflexión ni la emoción genuina cuando la historia vuelve una y otra vez a la imagen de un niño autoflagelándose física y emocionalmente.

El horror que se invoca es tan imposible de procesar que la propia película parece empeñada en deshacerse de él, creando un segundo relato que, a pesar de ser inconducente, se sitúa en primer plano.

Un recorrido por los sentimientos a flor de piel buscados con ahínco por Daltry, que sabe el efecto que puede causar la música, los ojos tristes de un niño, las caras de la gente “común”, los diálogos justos que generan emoción. La manipulación más desvergonzada.

Puede que resulte un tanto empalagosa, pero así y todo funciona como equilibrio y cicatrizante oportuno para tanta lágrima y grito de dolor. (...) se asume desconsoladamente autista y fabuladora y escapista y sin lugar a filtraciones exteriores, con los riesgos (ingenuos) que tal gesto entraña.

Juega con los sentimientos del espectador de la forma más artera y manipulatoria.

Lo manipulador no quita lo emocionante, es irregular y algo empalagosa, pero resulta tocante.

Trata de hacernos sentir bien, incluso virtuosos, simplemente por el hecho de 'sentir'. Y sí, puede que llores, pero cuando te sacan las lágrimas forzadamente como aquí, el verdadero sentimiento debería ser el de rabia.