Críticas La entrevista (2014)

Es estúpida. Es de mal gusto. Es imposible. Sé todo eso. Pero vale la pena luchar por el instinto de Rogen de intentar cualquier cosa para hacernos reír y meterle caña a los capullos dictatoriales.

Aunque la idea es extremadamente divertida, Franco, de manera inesperada, no logra avanzar con ella.

En su tercera película juntos, Franco y Rogen mantienen un diálogo brillante, con una capa de afecto subyacente que lo enriquece.

Con esporádica gracia, situaciones demasiado alargadas en el tiempo y excesivos recursos hacia la escatología. Una película para ver y olvidar, si no se hubiera acabado mezclando con un concepto tan enorme como la libertad de expresión.

La película no cumple con las expectativas establecidas. Uno de sus mayores problemas es su falta de sutileza, ya que la sátira resulta ser torpe y mal elaborada. A pesar de esto, la trama logra ser enérgica y divertida en ciertos momentos.

De entrada, pide a gritos nuestra solidaridad por su libertad expresiva. Otra cosa son sus valores cinematográficos, notablemente descompensados en un filme que va de lo mejor (o casi) a lo peor (o casi también).

Una gamberrada inofensiva, más simpática que agresiva. La innegable vis cómica de la pareja protagonista logra su cometido y provoca risas sin mayores pretensiones.

Su intención nunca fue hacer una ácida sátira política y aun así hay detalles destacados. Lo más notable es la actuación de Franco, quien demuestra una elasticidad facial digna de Jim Carrey, y su archienemigo.

La premisa es francamente muy atractiva y está bien desarrollada, con un sentido del humor diferente, que podría haber resultado en momentos divertidos. Sin embargo, los recursos usados en el guión para criticar al país asiático son realmente decepcionantes.

Goldberg y Rogen han desarrollado un estilo que puede volverse repetitivo con rapidez y que se presta a la imitación, utilizando la cultura pop como base para los momentos más destacados de la comedia.

La película presenta una primera mitad que resulta bastante entretenida y divertida. Sin embargo, cuando intenta volverse más política y caótica, el humor comienza a desvanecerse, lo que hace difícil mantener el interés durante los 112 minutos.