Críticas Un dios salvaje (2011)

Enérgica y a ratos entretenida adaptación de la popular obra de Yasmina Reza nunca se libra de una sensación de amaneramiento y hermetismo que constantemente traiciona sus orígenes teatrales.

La maquinaria cómica opera a un ritmo frenético; los cuatro actores demuestran un extraordinario sentido del timing humorístico. Hay tantas escenas delirantes en 'Un dios salvaje' que es complicado elegir una como la mejor.

Entre momentos de absurdo y complicidades de género, la obra llega a su fin. Nos quedamos reflexionando sobre la falta de sentido de tantas peleas, mientras las destacadas actuaciones permanecen atrapadas entre cuatro paredes.

Para un director especializado en el uso de espacios cerrados y escenarios singulares, que busca intensificar las tensiones y conflictos entre los personajes, esta adaptación del exitoso teatro de Reza parece carecer de energía y se siente sobreactuada.

Jodie Foster realiza una sólida interpretación como la señora ambientalista, mostrando una tensión casi histriónica en su interacción con su visitante. Los demás actores se desenvuelven con naturalidad en sus roles, revelando lo peor de cada uno en lo que comienza como una conversación aparentemente trivial y conciliadora.

Polanski adaptó en categóricas imágenes las difíciles e hipócritas relaciones interpersonales de la vida moderna burguesa.

No es, en efecto, uno de los trabajos más destacados del talentoso cineasta Polanski. Sin embargo, la temática que aborda y las sobresalientes interpretaciones de Waltz, Reilly, Winslet y Foster —en ese orden— la transforman en una película que resulta interesante de presenciar.

El resultado es deficiente y carente de imaginación visual, lo que resulta extraño: no se entiende cómo los actores aceptaron un guion tan poco atractivo y cómo el director pudo olvidar su creatividad.

Para disfrutar, admirar, y después pensar en la parte que a cada uno le toca.