Críticas Mug (2018)

Este estudio de la adversidad que desgasta y sobre ajustarse a lo que la vida ofrece expresa algunas ideas interesantes sobre la brutalidad humana e institucional.

Ofrece el placer de una narración vigorosa. Es escabrosa, misteriosa y sorprendentemente emotiva. 'Mug' es una película extraña y atractiva.

El enfoque de Szumowska parece limitador y agitado. 'Mug' se esfuerza por ser una fábula sobre la fuerza interior y la belleza. Pero, ¿por qué todos los personajes deben ser tan tontos y feos?

Szumowska nos deleita evocando la esclerosis de la sociedad polaca. A través de este personaje callado, el enfoque inteligente y tierno que asociamos con Szumowska brilla.

Szumowska continúa refinando su mirada crítica a través de soluciones estilísticas efectivas. La manera en que los contraplanos postergados aportan nuevos y sorprendentes significados a los planos que los anteceden electrifica la pantalla en momentos claves.

Una mezcla de sátira social, costumbrismo y melodrama existencial construida sobre dos hechos reales. Utilizando un humor negro eficaz, Szumowska logra que la temática sea más accesible.

Irregular pero drástica. La gravedad y el simbolismo con que se inicia este retablo de un país en transición van perdiendo fuerza a medida que la sátira se adueña del paisaje.

Tal vez resulte un tanto tosco, aunque es inevitable conmoverse frente a la desesperación de este hombre común. El hallazgo positivo de esta fábula es que convierte a su héroe en una figura similar a un Jesús contemporáneo.

El estilo visual resulta peculiar e interesante; sin embargo, el guion presenta ciertas incoherencias y las escenas que buscan ser emotivas caen en una cursilería excesiva.

Con una fotografía evocadora y una puesta en escena impecable, nos llega desde Polonia una fábula acerca de un hombre, al que un cambio en su apariencia hace que la sociedad lo señale como un monstruo.