Críticas En trance (2013)

Danny Boyle claramente se divierte incorporando giros y sorpresas en su noir contemporáneo 'Trance'. Sin embargo, tantos cambios hacen que la película se enrede en lugar de avanzar de manera coherente.

Este estimulante juego de palabras es una verdadera delicia para los sentidos. Es un encantador ejemplo de lo que sucede cuando el cine negro se torna festivo.

'Trance' se presenta como una vitrina del vigor de Boyle, un impulso que refleja todas sus decisiones, tanto visuales como de otro índole.

Un impresionante desglose hipnótico del clásico género del atraco perfecto. Un juego de inteligentes ilusiones que atrae al espectador mientras avanza con fuerza hacia su conclusión, pero que no aguanta más de un par de minutos de análisis crítico.

La trama cambia de dirección de manera confusa, lo que podría frustrar a la audiencia. Si una película requiere tanto tiempo para aclarar su historia, es evidente que ha cometido errores en su desarrollo.

95 minutos de sofisticado psicoanálisis, de exquisita manipulación.

Boyle cautiva y sorprende. Cuando parece que se ha comprendido alguna de las múltiples incógnitas y misterios, surgen nuevos giros inesperados y sorpresas que resultan intrigantes, aunque también pueden provocar una sensación de confusión y cansancio.

'En trance' no deja un mal sabor de boca. No deja nada porque es básicamente insípida.

Danny Boyle presenta una vez más su característico uso vibrante de colores en una historia que cautiva desde el inicio.

Esta es una de las películas más débiles y antojadizas de Danny Boyle y el director, claramente, está hipnotizado sobre los laureles.

Confusa, enrevesada, trepidante, tan excitante como tonta.