Críticas Mamma Mia: Una y otra vez (2018)

Juguetona, tonta, desaliñada y sincera. Iluminada, en cada fotograma, como si se tratara de un sueño.

Echa de menos a Meryl Streep. Es enérgica y extremadamente divertida, pero malgasta la mitad de su metraje.

Parker logra que la película sea notablemente entretenida y consigue aventajar varios desafíos significativos.

Cuando las canciones y los bailes cobran vida, la energía es igual de contagiosa que hace diez años.

Los aficionados al kitsch con buenas intenciones encontrarán valiosas las virtudes de la película. Ol Parker y su equipo han logrado aportar una notable complejidad a la historia.

Extrañamente irresistible. Tiene actuaciones divertidas y desgarbadas. Es más disfrutable de lo que pensaba.

Es al final cuando verdaderamente se enciende. Un momento climático de sublime kitsch desgarrador.

Apenas hay momentos para los amantes del musical tradicional, donde se expresa la emoción a través de la música y la danza, sin necesidad de justificaciones en la trama.

La estructura es simple pero llamativa, incorporando la habilidad de alternar entre dos períodos de aventura. Las canciones de Abba se entrelazan de manera fluida con los eventos y emociones que se desarrollan a lo largo de la historia.

Los fuegos artificiales de despiste revelan las debilidades de una película que se apoya en la repetición de fórmulas. Sin embargo, cuando parece que todo está perdido, la magia resurge con la inesperada aparición de Cher.

El libreto presenta ciertas inconsistencias, aunque logra conectar emocionalmente con los aficionados de manera entrañable.