Críticas El arte de vivir bajo la lluvia (2019)

Una película diseñada con eficacia letal para hacerte llorar, como si Chuck Norris pusiera su bota contra tus riñones.

No es una mala película y se vende a sí misma como un entretenimiento honesto y flexible, pero se hace empalagosa y anticuada.

Las lecciones de vida que ofrece pueden ser difíciles de tragar. Por suerte, Ventimiglia aporta sinceridad y humor al papel de Denny.

Se apoya en exceso en el encanto de su golden retriever. Puede que esté construida con la idea de que los perros son los más sabios, pero el resultado final es estúpido.

Es lo suficientemente amplia para atraer a todos los miembros de la familia. Sin embargo, su falta de originalidad deja un regusto de insatisfacción.

Es una historia que hemos visto ya antes, pero tiene suficientes giros importantes para impresionar.

El protagonista evoluciona de un adorable cachorro a una figura similar a un gurú de la autoayuda, envuelto en esas molestas reflexiones metafóricas.

No recurre a golpes bajos. La trama presenta giros y vueltas que mantendrán a varios espectadores desconcertados en determinados momentos.

Una extraña combinación entre película "tuerca", fábula familiar y drama conmovedor con algunos momentos de impacto emocional.

Sin ser una gran película, Mi amigo Enzo logra crear algunos climas emotivos con herramientas genuinas, incluso cuando, como se dijo, el guión abusa de las tragedias que Denny debe afrontar.

Buen trabajo formal. Lo convencional se va de vacaciones o se esconde sutilmente en medio de tanto amor y amistad entre hombres y perros.

A pesar de su exceso melodramático, la película logra despegar gracias al esfuerzo de sus actores, incluido el perro, y a la belleza de sus mensajes.

Un melodrama canino que busca la emoción de 'Marley y yo'. No alcanza ese nivel, ni se aproxima a 'La razón de estar contigo', pionera de las historias sobre reencarnaciones de perros, pero seguramente agradará a quienes son amantes de estos animales.