Críticas El gato con botas (2011)

Con su impecable ritmo cómico y su encantador acento español, esta maravillosa aventura de Banderas se presenta como una golosina irresistible.

Gracias a Banderas, a su gato desnudo y ronroneante, y a los guionistas que saben aprovecharlo, 'Puss in Boots' se posiciona como la mejor película animada de 2011.

¿Recuerdas ese juguete al que le tirabas una cuerdecita y escuchabas el sonido de un animal de granja? 'Puss in Boots' no es ni la mitad de entretenido.

Está magníficamente animada, aunque el 3-D no agrega valor. Sin embargo, la película resulta tan confusa que parece que intenta hacerte olvidar al encantador, pero unidimensional, espadachín felino que la protagoniza.

Tiene el material justo para componer un tráiler resultón. Sin embargo, toda la energía de Banderas no es suficiente para convertir este producto gris en oro infográfico.

Aventura frenética, dinámica y de virtuosísimo diseño. Diversión en primer grado.

El filme de Chris Miller destaca como unas botas recién estrenadas. A través de sus riesgos, logra restaurar la confianza en la serie.

Una célebre y bien articulada sucesión de viñetas. Lo mejor es el aroma a spaghetti-western que se percibe en algunas de sus partes.

Una historia a puro vértigo y un despliegue visual a la medida de la criatura concebida para y por el español Antonio Banderas.

Lo que se extraña, una vez que avanza el metraje, es que ese ingenio, esa rapidez en los diálogos, se vaya como perdiendo.

Aunque la falta de vuelo se nota en 'Gato con botas', hay que decir que no son tantas las películas para chicos taquilleras que salen airosas de la explotación comercial entregando una obra digna.

Película para niños que también logra entretener a los adultos, 'Gato con botas' presenta aventuras cautivadoras, escenas paródicas de baile y canto, así como una gran dosis de acción.

Un filme que resulta bastante amargo y sombrío, lo que dificulta despertar la risa. Además, el híbrido cuento de hadas contemporáneo, combinado con un brumoso imaginario "hispano" de aires western, se ha vuelto un recurso excesivamente repetido en DreamWorks.

La simpatía del personaje, indisoluble a su dibujo, alcanza para que se trate de un entretenimiento cabal, que no apela solo a lo conocido sino que trata de establecer su propio rumbo. Para gritarle “olé”, con ganas.