Críticas Cafarnaúm (2018)

Se acerca a su tema con inteligencia y sensibilidad. Labaki logra una excelente representación de la cacofonía de las calles. 'Capernaum' muestra una sofisticación superior en comparación con sus obras anteriores.

En un sorprendente giro cinematográfico, Bankole, un niño de solo un año, ofrece una actuación impresionante. Labaki presenta diversos elementos en la pantalla, intentando conmover al público y captar la atención del mundo del cine.

Cada emoción se ve opacada por la siguiente, resultando en un caos persistente que nos acompaña desde el comienzo.

Historia de altísimo contenido emocional. Labaki suaviza las llamas del infierno con elementos puramente cinematográficos, como un actorcito tan expresivo y genial que hipnotiza por completo.

Un filme que hace del exceso su forma melodramática y el resultado es emocionante. No puedes apartar la mirada de los actores infantiles. Es imposible no admirar esta película, llena de trucos, es cierto, pero también repleta de aciertos dramáticos.

Una desoladora historia de infancia ultrajada con un tono entre realista y popular, apelando a veces a un exceso de sentimentalismo pero capturando en toda su crudeza las vivencias mostradas.

[Labaki] aborda temas terribles pero enfocándolos con dosis de ternura, humor y dejando lugar a la esperanza.

Es un relato cinematográfico que mezcla elementos mesiánicos con una enseñanza contundente, a veces incluso cruda. Las actuaciones son excepcionales y logran capturar la esencia de la historia.

Se siente la presión constante de una fórmula que nos sofoca y restringe, convirtiéndonos en prisioneros de un artista que busca controlar nuestra experiencia en lugar de permitirnos ser espectadores libres.

El desenlace complaciente no opaca el buen resultado de un relato para ver y vivir con el corazón en la mano.

Esconde uno de los peores peligros del cine pretendidamente social del presente: su mirada es tan extraña al mundo que retrata, tan anclada en una observación culposa, que concibe como única realidad la espectacularidad de sus miserias.

Un cine que pretende hacer sentir al espectador a través de la emoción superficial, pero que se limita a aprovechar la fragilidad humana con la intención de obtener reconocimientos en festivales.

El inconveniente radica en que, si logramos sobrellevar la intensa presión emocional que el filme impone con su profundo drama, nos percatamos de que ciertas partes no están tan bien ensambladas.

Alguien opina que se trata de pornomiseria, pero en realidad, es una apasionante representación de la infancia desamparada.