Críticas ¡Canta! (2016)

Si eres como yo y tienes una obsesión paternal por inducir a tus hijos a adorar desde Sinatra hasta 'Shake It Off', 'Sing' puede ser tu herramienta más eficaz desde 'Happy Feet'.

Lo último de Illumination aprovecha sus puntos fuertes. Sin embargo, al igual que en obras anteriores como 'The Secret Life of Pets' o 'Minions', la narrativa continúa siendo su aspecto más débil.

Con esta película conmovedora y emocional, la compañía de Chris Meledandri da un gran paso adelante.

La película presenta una variedad de referencias musicales que parecen aleatorias y carece de profundidad emocional. Además, no se dedica suficiente tiempo a desarrollar a los personajes principales. Sin embargo, destaca por su animación y las actuaciones de voz.

Con tanto material sonoro acumulado, tal vez era demasiado ambicioso esperar una mínima profundidad en las caracterizaciones, algo de ingenio en los diálogos o un poco de estilización visual.

Invocación constante de éxitos de radiofórmula que aportan textura a su plano universo. Se percibe el cariño que se ofrece a los personajes y una historia desprovista de ironías o cinismos.

Hay una interesante diversidad de personalidades e historias que no sacrifican el ser entretenidos por querer dar un mensaje que se complementa perfecto con una serie de presentaciones musicales finales que van superándose una tras otra de manera sorprendente.

Es un “American Idol con animales” lleno de éxitos pop de la actualidad que entona con esta temporada navideña, y también es dulzura, esperanza y motivación que trasmiten sus personajes.

Lo mejor del film es que, más allá de la básica trama, se le dedica el tiempo suficiente a la historia de cada personaje como para que el público pueda empatizar con ellos y entender sus orígenes, sus traumas y sus miedos.

Para aquellos que disfrutan del contenido más que de la apariencia, 'Sing' es un divertimento que nos mantiene entretenidos desde la primera nota de una canción hasta la última.

La película de animación alcanza grandes picos de intensidad justo en su desenlace.

Recuperando la mejor tradición del cartoon clásico, esta fábula es mucho más que simplemente "una para chicos".

Es tan insistente en su afán por agradar y conquistar al espectador de manera forzada que, en ciertos momentos, parece lograrlo. Sin embargo, la verdadera intención de los creadores parece radicar únicamente en el mercantilismo, dejando de lado la entrega de una narración convincente o algún instante genuino y memorable.

Los de Illumination Entertainment hicieron este dibujo realmente simpático, entretenido y emotivo. No demasiado original, es cierto, pero simpático y todo eso. Y convocante.