Críticas El lobo de Wall Street (2013)

Es traviesa y rebelde, pero fascinante.

Trabajando con el audaz guión de Terence Winter ('Los Soprano'), Scorsese golpea fuerte en la cultura del dinero de Estados Unidos. Hay innumerables risas despiadadas, cada una con un aguijón en la cola.

Brillante frenesí. Hay secuencias tan brutales que van a dejar huella en la memoria. El arte de Scorsese sigue en deslumbrante forma. (...) DiCaprio [está] exuberante, hipnótico, magistral.

Hay escenas con DiCaprio que están entre los grandes éxitos de Scorsese. Dura tres horas y te dejaría deseando otras tres más.

Martin Scorsese busca con intensidad un efecto escandaloso para impactar al público. Leonardo DiCaprio ofrece una actuación sobresaliente.

Ha trastocado los géneros estallados hollywoodenses para que la gozosa bio-pic imaginaria y la comedia financiera cínica se fundan en un híbrido agridulce de frenética andadura malvada.

Scorsese regresa a sus excesos, aquellos que estuvo a punto de dejar atrás en su camino hacia la consagración en Hollywood. 'El lobo de Wall Street' se presenta como una de sus obras más íntimas.

Es uno de muchos casos donde la libertad absoluta no es beneficiosa. Habría sido mejor reemplazar un par de orgías desabridas por algo de perspectiva, para que no se quedara en la celebración vacía de un estilo de vida y unos valores igualmente vacíos.

¿Perfecta? Para nada. Pero incluso en su desmesura y en sus inevitables desniveles 'El lobo de Wall Street' regala un viaje furioso, un trip físico y mental hacia el corazón de la ambición; es decir, el núcleo básico del sueño americano.

Un sorprendente Jonah Hill es una de las excelentes razones para ver 'El lobo de Wall Street', maliciosa sátira de un Martin Scorsese que retoma su lado más cómico con más bríos que en 'After hours' y 'El rey de la comedia'.

Esta producción es diferente. La pasión con que narra Scorsese parece ser la misma que caracteriza a ese Belfort, temperamentalmente interpretado con vigor por Leonardo DiCaprio.