Críticas Fences (2016)

Washington no trata de mejorar la obra maestra del ganador del Pulitzer August Wilson, pero la lleva a la pantalla con integridad (y un puñado de increíbles interpretaciones)

'Fences' parece encerrada en su rígida oratoria. Es, esencialmente, una obra de teatro filmada y estática, quizás una de las adaptaciones a la gran pantalla menos cinematográficas de la memoria reciente.

No verás un cine rompedor en 'Fences', pero lo que tienes - dos interpretaciones titánicas y un desaforado drama americano - lo compensa.

El tercer trabajo como director de Washington es el más sólido hasta ahora, honrando la poderosa evocación de August Wilson de un patriarca afro-americano en la Pittsburgh de 1950.

Washington ofrece no sólo una de las mejores interpretaciones del año, sino una de las mejores interpretaciones auto-dirigidas de la historia del cine.

'Fences' es mucho más que una lectura filmada.

Con el nivel interpretativo que se presenta, 'Fences' podría haberse filmado en el aparcamiento de una tienda de mascotas y seguiría siendo igual de efectiva.

Washington ha tomado la legítima decisión de no ocultar los orígenes teatrales del texto, pero, en ocasiones, prevalece la impresión de que cada actor lleva las acotaciones pegadas a la solapa.

Lastrada por un ritmo excesivamente lento, y aunque juegue en primera división gracias a unas magníficas interpretaciones, la película no consigue emocionar fácilmente.

Película cuyo tono resulta ser teatral, en un sentido más verboso y menos cinematográfico.

Estamos ante un ejemplo verdaderamente satisfactorio de teatro filmado, repleto de momentos de gran cine verbal.

'Fences' es una obra de teatro llevada al cine, carece de los elementos cinematográficos que se esperan en una película. Las limitaciones del director se sienten en cada escena.