Críticas Logan (2017)

Tanto si las películas de 'Wolverine' tienen futuro como si no -Jackman asegura que esta es su último partido- 'Logan' es muy entretenida.

Alma, determinación y un gran corazón que supera al de la mayoría de las películas de superhéroes.

La tercera y última entrega de Lobezno presenta un profundo análisis del envejecimiento y la fragilidad. 'Logan' es una obra sincera y poderosa que mantiene la singularidad y el idealismo de los X-Men.

James Mangold, en su papel de director, demuestra su comprensión del personaje y de su historia legendaria. Sin embargo, su ejecución no logra captar la intensidad requerida para una película de este tipo.

El ritmo de esta película es pausado y su puesta en escena es clara, lo que permite que sus metáforas sean fácilmente interpretables.

Mangold ha aportado a Logan la esencia fronteriza, moral y emocional que caracteriza a las películas del Oeste.

Es nihilista en su enfoque, desdibuja el mito y es brutalmente explícita en sus explosiones de violencia.

Las icónicas patillas de Wolverine dejaron de brillar en una película marcada por la melancolía. Sin embargo, esa tristeza se ve atenuada por un rayo de esperanza que surge con el surgimiento de una nueva generación de portadores de garras retráctiles.

La ventaja de Logan es que se aleja de las producciones previas. Carece de superhéroes, trajes llamativos o espectaculares exhibiciones de habilidades mutantes. Es, verdaderamente, la culminación de un personaje con un desarrollo dramático bien definido y coherente.

Es impresionante que Mangold haya creado una película que combina arte y entretenimiento, ofreciendo una reflexión crítica y hasta autoirónica sobre el papel de los cómics en la actualidad.

Es un intenso western futurista. El director consigue superar su trabajo previo relacionado con los mutantes en la película anterior.