Críticas El segundo acto (2024)

La extraña comedia sobre inteligencia artificial de Léa Seydoux es muy oportuna. Agradablemente surrealista, Dupieux presenta un enfoque ingenioso que hace que las dos posibilidades sean imposibles de desenredar: en esta obra, los artistas y su arte son inseparables.

Con una narrativa poco convincente, incluso para los estándares de Dupieux, "Le deuxième acte" consigue algunas revelaciones acertadas, hasta llegar a un remate salvaje.

Ni el humor ni la crítica son lo suficientemente incisivos como para sostener una baratija tan forzada.

Tal vez no haya gran cosa en 'Le deuxième acte', pero el suflé de autoconciencia sube con suficiente buen gusto.

Si el resultado es algo irregular, ¿realmente importa? Es posible que Dupieux nunca produzca una obra maestra, pero sus entretenidos y caóticos trabajos son totalmente irresistibles.

El reparto es estupendo y todas las ideas están ahí, aunque este intento de sátira nunca llega a cuajar.

A pesar del talento del reparto, 'The Second Act' no consigue profundizar en temas importantes y se percibe como una comedia sobreexagerada.

Alarga algunos gags hasta que pierden fuerza, pero Dupieux sorprende con algo inesperado. Su forma de deshilachar lo razonable puede resultar ingeniosa y graciosa si hay un poco de voluntad por parte del espectador.

Se trata de un salto de ese autor ultraindependiente como Dupieux hacia las grandes ligas de la industria audiovisual de su país. Y lo hizo sin perder audacia, irreverencia ni creatividad. Misión cumplida.

En ella hay una mezcla de algoritmo, fórmulas y un toque de frescura, buscando conectar con nuevas generaciones. Aunque es un intento que se queda a medio camino, aporta momentos divertidos, aunque también provoca una pérdida de interés en el desarrollo de sus personajes.

La premisa cómica carece de evolución y se queda estancada en la payasada, lo que permite que buenos actores como Léa Seydoux, Vincent Lindon y Louis Garrel sobreactúen.