Críticas Mufasa: El rey león (2024)

No a todo el mundo le gustan los animales de aspecto realista que hablan y cantan, pero a los que sí les gustan les esperan unas imágenes gloriosas.

Aunque Jenkins y su equipo de colaboradores habituales no la salvan por completo, sin duda sus esfuerzos la mejoran.

Corre poco peligro de convertirse en un clásico, pero es gratificante saber que Barry Jenkins ha hecho suya esta película, contando una buena historia con auténtica emoción y aplomo visual

Es una historia dentro de otra historia, que replantea 'The Lion King' dentro de un extenso mapa que no resulta muy divertido explorar.

Escupe la misma basura de animales parlantes sin vida, mientras exige más víctimas para alimentar la creación de secuelas, precuelas y, presumiblemente, remakes de remakes de alta tecnología.

Deslumbrante musical animado, una película que combina un espectáculo fotorrealista con canciones pegadizas y, sobre todo, un sentido genuinamente mítico de la historia.

No es Hakuna Matata, eso está claro. Afortunadamente, hay interpretaciones vocales y efectos visuales estelares, aunque el resultado podría haber sido mucho mejor.

Una precuela que no ruge. Da la impresión de que el filme coloca sus piezas en posición estratégica para dar continuidad a la saga, pero es evidente que la fórmula está agotada.

El origen de un personaje tan emblemático honra su legado y su historia entretiene y emociona. Lo mejor de la precuela no es la historia de Mufasa en sí, sino cómo se la cuenta el mono Rafiki a Kiara.

Lo mínimo que podemos exigir es que este tipo de productos se parezcan lo menos posible a eso, a productos, y más a películas. Y con 'Mufasa: El rey león', al menos, podemos estar tranquilos: cumple con creces.

Salvo en algunas escenas de acción, la emoción es escasa y surge la pregunta sobre la contribución de un director tan reconocido como Barry Jenkins a una película que parece haber sido creada por una inteligencia artificial.

Hay una sensación de déjà vu, pero eso es intencional, y cuando se trata de estas nuevas reiteraciones de clásicos entrañables, eso se considera más una característica que un defecto.