Críticas No te preocupes, no llegará lejos a pie (2018)

Este retrato descontrolado pero entretenido del héroe local tetrapléjico John Callahan destaca por su generosidad de espíritu y amabilidad. Es encantador de forma despreocupada.

La película carece de revelaciones profundas, pero sus cualidades más destacadas —desorganizada, efímera y algo lasciva— reflejan los rasgos del encantador trabajo de Callahan.

La actuación de Phoenix resulta especialmente cautivadora, ya que no solo observamos a un personaje transformarse del caos al control, sino también a un actor que despliega un notable talento.

John Callahan cuestionaba los límites del humor en cada viñeta, pero Gus Van Sant se pliega a los del biopic correcto y bienintencionado.

Phoenix hace un papel memorable. Un equilibrista consumado de emociones, Joaquin Phoenix no trata a su personaje con indulgencia, pero tampoco le arrebata una pizca de dignidad.

Phoenix demuestra por qué es uno de los mejores actores del panorama fílmico, al mismo tiempo que nos lleva de la mano por un viaje en el que su personaje puede provocar ira, impotencia, soledad y compasión.

Los problemas de la película van más allá de la peluca naranja de Joaquin Phoenix. Acumula repeticiones conceptuales simplistas y momentos burdamente emocionales, junto con una música que resulta indignante por su enfoque conductista.

El resultado es equilibrado y humorístico, y en cierto sentido –como en pocos filmes sobre “gente que vence adversidades”– una auténtica aventura. Que es comedia y drama y tragedia e inspiración y poesía sin subrayar ningún trazo.

Una historia de superación con chispazos de humor cruel.