Críticas Warcraft: El Origen (2016)

La adaptación de Duncan Jones del juego online presenta una estética impresionante, junto con personajes que despiertan el interés. Sin embargo, su excesiva dependencia de los efectos especiales resulta en una experiencia visual carente de profundidad.

Me he entretenido con esta versión hipervitaminizada, y deudora de la serie B heroica.

Estamos en época de encrucijadas, de la entrada de China como jugador cada vez más presente en el cine global, con películas a medio camino entre lo monstruoso y lo efectivo. Cine un tanto frankensteiniano, quizás algo así como post-cine.

A nivel narrativo, hay una excesiva cantidad de explicaciones verbales, lo que provoca que las dos horas transcurran con lentitud. En cuanto a las actuaciones, el elenco resulta ser mediocre. Sin embargo, esta saga apenas comienza y la oportunidad de mejora está presente.

Hay demasiados personajes, universos paralelos y un núcleo duro de fans a los que hay que respetar, después de todo para ellos está pensada esta película. La historia es un sinsentido.

Un experimento fallido, pero interesante, que seguro deleitará más a quienes ya han jugado en este mundo que a nosotros los recién llegados.

Todas las críticas serían más bien irrelevantes si el mundo de 'Warcraft' fuera lo suficientemente espectacular, mágico, violento y épico; sin embargo, en esos aspectos, la película se queda corta. No hay nada realmente rescatable.

Los personajes y las acciones no se desarrollan tanto por la lógica de la narrativa, sino por el estricto dictado de un guión inflexible, anclado a las fórmulas del cine de gran espectáculo contemporáneo.