Críticas Yo me encargo de la cerveza (2022)

No es una película sórdida de guerra. Es lustrosa y entretenida y a menudo divertida. Una historia que requiere tanto fe ciega como un loco optimismo.

Un drama de personajes que desafía a la lógica, pero que te hace creer, una vez más, en el poder del espíritu humano.

Básicamente, Farrelly sugiere que todo está bien y que nada está mal. Al no cuestionar nada, su película se convierte en un claro ejemplo de cómo no abordar un tema complejo.

No ofrece verdaderas sorpresas a pesar de la interesante historia que hay de fondo, sin embargo, se beneficia en gran medida de una atractiva actuación de Zac Efron.

Cualquier disposición a dar un pase a 'The Greatest Beer Run Ever' podría atribuirse en gran medida a Efron. Todavía tiene algo de ese carisma dulce de Disney, pero ahora está matizado por una madurez ganada a pulso.

Sobre todo, me cuesta entender por qué se hizo esta película. Sí, está basada en una historia real, pero, ¿es necesario contarla en la pantalla?

La película, de más de dos horas de duración, se vuelve tediosa, bastante banal, no consigue ir mucho más allá de lo que se adivina de entrada.

La película va ganando un tono dramático, transformándose en un alegato antibelicista tan evidente como poderoso.

Con un par de inevitables lugares comunes, pero con mucho humor y mucha emoción, 'Operación cerveza' es una historia difícil de filmar y fácil de arruinar, pero Farrelly consigue, con un buen guión y buenos actores, cumplir con su misión.