Críticas Book Club (2018)

Fonda, Keaton, Steenburgen y Bergen aportan suficiente credibilidad y carisma para que los defectos de 'Book Club' pasen a ser irrelevantes.

Insustancial. Es un entretenimiento aceptable, aderezado con algunas bromas agudas y un toque sentimental que resulta predecible.

Un escaparate ligero para un talento de peso. La dirección se siente plana y funcional. Sin embargo, las actrices, con un rango de edad entre 65 y 80 años, demuestran una vitalidad creativa notable.

Lo más valioso de 'Book Club' es su elenco estelar. Aunque no se ahonda en cada historia de manera individual, en conjunto crean un retrato entretenido.

Carece de encanto. Las cuatro protagonistas ofrecen su interpretación más descorazonadora y poco entretenida.

Del desastre en la sección humorística se transita hacia un grupo de conversaciones más profundas y mucho más atractivas sobre la inevitable decadencia del cuerpo. Sin embargo, estas reflexiones son solo migajas en un conjunto que nunca justifica la presencia de un cuarteto de actores tan talentoso.

La película en su conjunto no aspira a más que ofrecer a su cuarteto de protagonistas la oportunidad de rendirse homenaje a sí mismas.

Es a la vez feminista y machista, una comedia y una chorrada, una apología del empoderamiento y del amor romántico. Delirante película sobre cuatro amigas y Cincuenta sombras de Grey.

Los giros son bastante absurdos y las situaciones de amor resultan algo poco creíbles, pero se trata de esas películas que no requieren un alto nivel de exigencia. Lo mejor es relajarse y disfrutar del momento para tener un rato ameno.

Cuenta con algunas situaciones ridículas y forzadas, pero jamás empalaga, ni satura con su tono idealista y su música emotiva.

Un digno exponente de uno de los subgéneros de moda en Hollywood: las comedias geriátricas. Ofrece momentos inspirados y una serie de situaciones que sólo pueden suceder en las comedias románticas de Hollywood.

En ejemplo de cómo una película que tiene cursilerías varias y cuyo humor no es de lo más sofisticado puede ser muy satisfactoria. La clave está donde suele estar: en los personajes. Y en este caso en particular, en quienes los interpretan.

Esa liviandad tan asumida que evita cualquier atisbo de drama o sustancia es a la vez su virtud y su defecto: un buen rato que no puede ser otra cosa más que olvidable.

Estas ancianas actrices y sus viejas damas dignas, se sobreponen a las endebleces del libreto merced a sus condiciones de comediantes, y también sortean airosas los estragos de los años. (...) Entretenimiento menor que hará las delicias de la 3ª edad.