Críticas Cielo de medianoche (2020)

Rodeado de un reparto secundario sólido, Clooney ofrece una reflexión cuidadosa sobre la devastación medioambiental. Un film discreto y meditativo que es emocionalmente envolvente desde su tenso inicio hasta su emotivo final.

Este drama de astronautas, siguiendo la tradición de enviar estrellas a las estrellas, no es de primer nivel, pero sale airoso.

Una película de ciencia ficción atrevida, emotiva y visualmente impresionante. George Clooney está mejor que nunca.

Aquí está enterrado el germen de algo hermoso. Pero 'The Midnight Sky' no consigue ni empezar la conversación.

La película presenta dos historias intrigantes. Sin embargo, Clooney no logra decidirse entre ellas, lo que resulta en que una de las narrativas termine eclipsando a la otra.

Esta película, sencillamente, carece de su esencia. Tiene tan poco peso como el espacio.

Una película de ciencia ficción competente, aunque con limitaciones. Su argumento se adhiere a las convenciones del género, pero está indudablemente bien dirigida por Clooney. La película logra elevarse, aunque no consigue cerrar de manera efectiva.

La ciencia ficción y el drama paternofilial se entrelazan de manera efectiva en esta película, que logra destacar especialmente en su tramo final. Sin embargo, la narrativa tiende a dispersarse en su parte intermedia.

La película se sumerge en los nubarrones del tedio y comete un pecado imperdonable al engañarnos sin remordimientos.

Es en su castigo, en ese peregrinaje por un Ártico hostil, donde Clooney se luce como el gran director que es alcanzando poderosas imágenes que, sin embargo, no encuentran respuesta en la misión espacial.

La sensación de caos impide disfrutar plenamente de una obra que será más recordada por su mensaje que por su forma.

Podría haber salido mejor, lo mismo que le pasó a Clooney cuando fue al espacio en la remake de “Solaris” de Tarkovsky que dirigió Soderbergh.

Una obra melancólica, pero de una gran belleza, así como una luz de esperanza para estos momentos oscuros que vivimos.

Fábula lenta e insustancial, con misión inútil, personajes prescindibles, niña fantasma obvia y conclusión hueca.