Críticas El Hobbit: La desolación de Smaug (2013)

Esta aventura robusta y llena de acción se beneficia de una excitante sensación de que la historia avanza y un flujo constante de emociones que mejoran con el 3D.

Después de exhibir una fidelidad casi cobarde hacia su fuente en la primera entrega, Jackson consigue poner el drama en marcha desde el principio con un sentido de la narración que posee un propósito y una energía palpables.

La Tierra Media ha recuperado su encanto. Una gran mejora respecto a la entrega anterior, esta película lleva a nuestros aventureros hacia un territorio desconocido y ofrece espectáculo a toneladas.

Tal vez esto realmente es lo que mucha gente espera de una versión cinematográfica de 'El Hobbit', pero vamos por lo menos a aceptar que Tolkien probablemente no habría sido uno de ellos.

Un cuento de incesantes aventuras, trabajo en equipo con una acción alborotada, enemigos babeantes y gimnasia élfica.

Literalmente, la invitación de Jackson es la de viajar al fondo de un universo perfecto y completo. Ahora el cuento se entrelaza cada vez más con la realidad, convirtiéndose en la expresión máxima del entretenimiento.

Una pena que la película dure dos horas y media, lo que provoca momentos de desánimo en cuanto al ritmo y una incómoda sensación de "dejà vu".

Es notablemente más fluida, alegre, articulada y fácil de seguir que la primera.

Más allá de lo que piensen y sientan los puristas, el neozelandés demuestra su intención de apropiarse del universo de Tolkien, haciéndolo suyo y narrándolo a su manera.

La segunda parte de la saga del Hobbit convencerá únicamente a los fans incondicionales de J. R. R. Tolkien en general y de la serie en particular. Para los simples habitantes de la Tierra Media, puede ser un ladrillo difícil de tragar.

Consigue entretener sacando el mejor partido posible de un universo narrativo mucho menos rico y generoso en personajes y situaciones, pero no logra transformarlo en gran cine.

La segunda entrega supera a la anterior y demuestra que el universo cinematográfico de El Hobbit tiene una esencia propia.

Una aventura espectacular y llena de persecuciones.

Buen producto de matiné y con una asumida estética de videojuego, con capas interesantes, un villano apropiado y un suspenso que empalman mejor que 'El Hobbit: un viaje inesperado' con la saga de 'El señor de los anillos'.

En una superproducción tan amplia y rica en situaciones e imágenes, resulta complicado resaltar cada detalle.