Críticas Dogman (2018)

La conexión entrañable de Marcello con los perros es intensa, ilimitada y profundamente conmovedora. Es, de hecho, el único aspecto de 'Dogman' que se presenta sin alteraciones.

Un notable despliegue de maestría en la dirección. Una película que transmite intensidad, donde se siente la crudeza del sufrimiento y, a pesar de ello, surge una inesperada sensación de esperanza.

Pese al duro mensaje que transmite, 'Dogman' narra la intrigante historia de un hombre bueno que se ve forzado a hacer un pacto con el Diablo.

Garrone establece una atmósfera excepcional, manteniendo la atención del espectador y transmitiendo la adrenalina, el miedo y la angustia interna que experimenta el hombre común cuando se encuentra atrapado por una amenaza.

Es la obra más impresionante de Matteo Garrone desde 'Gomorra'.

Un nuevo y emocionante giro que homenajea al neorrealismo. Marcello Fonte da vida a su personaje con una interpretación auténtica.

Lo más destacado es su enfoque neorrealista, potenciado por un elenco semiprofesional, y la manera en que retrata el barrio empobrecido donde se desarrolla la historia.

Los escenarios deslucidos se presentan de manera antiestética y neoneorrealista, un estilo característico del director, quien logra construir una tensión meticulosa, llena de contradicciones barrocas.

El drama de la película presenta un tipo de determinismo que puede parecer oscuro y formalista. Sin embargo, 'Dogman' trasciende esta interpretación, ofreciendo una experiencia mucho más rica y profunda.

Garrone muestra su habilidad para capturar la Italia oculta, un entorno sumido en el crimen y la miseria, y lo hace junto a un elenco impresionante.