Críticas La chica salvaje (2022)

Es la clase de tediosa fantasía moral que propulsa el erróneo idealismo de América. La narrativa depende en gran medida de los estereotipos raciales y de género y del pensamiento clasista para funcionar.

Ni siquiera una espectacular Daisy Edgar-Jones puede salvar este aburrido filme sureño.

Permanece fiel a las fantasías del libro, para mejor y sobre todo, para peor.

Es la clase de película que le encantará a tu madre. A muchos niveles distintos, es extrañamente incómoda.

'La chica salvaje' se queda lejos de la magia del libro

Una adaptación bastante fiel a la obra original. Sus principales defectos son, sin duda, aquellos que provienen directamente del libro.

Las bellas imágenes de las marismas y la sólida interpretación principal de Edgar-Jones son insuficientes para salvarla de sí misma.

Los fans de la novela la disfrutarán, lamentablemente, no soy una de ellos.

Un hilo que podría ser interesante, pero que carece notablemente de sentido y se expresa de manera confusa sobre el rechazo social y el empoderamiento femenino.

Como adaptación de la novela, la película es demasiado simple e indecisa como para causar algún tipo de impacto.

Nunca te crees del todo a la joven, delgada, guapa y de raza blanca Kya como una auténtica outsider.

Por desgracia, a este melodrama, que era perfecto para llevarlo al cine, lo han aplastado y le han sacado su jugo para convertirlo en algo completamente banal y sin sabor.

Aunque algunos elementos de la película dejan que desear, hay simbolismo efectivo presente en la visión de los humedales de Newman.

Una película un tanto meliflua, aunque nunca cursi, que busca la lágrima más eficaz. Al tratamiento de los conflictos les falta profundidad. Pero los adictos al sentimentalismo y al melodrama se pueden sentir como en casa.

Esa habilidad de Edgar-Jones para transmitir emociones sutilmente es perfecta para una narrativa pausada y reflexiva como esta, aunque en ocasiones no resulta suficiente.

Newman nunca se define por el tono de la película, oscilando entre distintos registros con torpeza y falta de claridad, distorsionando la credibilidad del policial al impregnar su universo con estampas al estilo de Sarah Kay.

Aunque no carece de algunos excesos melodramáticos, esta película -adaptación literaria, además, algo que se nota en su estructura- tiene más de una componente interesante.

Lástima que, por la cantidad de absurdos, subrayados y clisés viejos, la directora, la productora principal, Reese Witherspoon, habitualmente actriz, y la guionista y adaptadora Lucy Alibar se lucen menos.

Una especie de película de juicio que nunca se vuelve interesante o poderosa. Todo el epílogo, obvio y feo, termina por cerrar una historia que parecía más sofisticada e interesante de lo que finalmente es.

La película presenta una adaptación que se siente demasiado superficial, limitándose a reflejar de manera muy básica lo que se expone en la novela.