Críticas Ricki (2015)

Jonathan Demme, con música en su ADN, ofrece un emotivo saludo a aquellos que transitan en el lado oscuro del rock 'n' roll. Sin embargo, el resto de la película se siente como un culebrón familiar más del montón.

Streep ofrece una actuación impecable, pero la película realmente decepciona. Aunque hay momentos bien logrados, las interacciones no musicales, ya sea en busca de risas o emociones, frecuentemente se sienten superficiales y forzadas.

Un ensamblaje de casi-personajes en una casi-historia, resultando una decepcionante casi-película.

'Ricki and the Flash' es como una 'Stella Dallas' rehecha por Jean Renoir: una fábula humanista suburbana.

Desvergüenza narrativa. Estamos ante la más espectacular de las desfachateces sobre la esencia en el dibujo de personajes. Cada una de las secuencias de ese eje central, casi una hora, empeora a la anterior.

Arrolladora Meryl en una comedia dramática bastante convencional, pero sumamente disfrutable. Es una de esas películas que logran alegrar el día.

Ricki es, más allá de sus concesiones al melodrama sencillo, una nueva adición al panteón de protagonistas indómitos que la guionista Diablo Cody ha creado desde 'Juno'.

Que Streep puede hacer cualquier cosa, incluido el género musical, es un hecho conocido. Sin embargo, la soltura, el desprejuicio y la ductilidad que exhibe sobre el escenario la convierten en una artista excepcional.

Una película discreta, elevada hasta donde ustedes quieran por la música, por la propia Meryl cantando canciones que unen. En esa atmósfera, la entrada vale su precio.

Jonathan Demme, quien tiene amplia experiencia en el ámbito del rock, logra manejar el ritmo de la película, aunque no consigue evitar que muchas de las escenas transmitan una sensación de déjà vu.