Críticas El amor es más fuerte que las bombas (2015)

Desborda un evidente desaprovechamiento de talento, incluyendo el brillante y vasto potencial de Trier, así como el triste talento de cada uno de sus personajes masculinos.

Trier presenta una película repleta de oportunidades convencionales, que él logra magistralmente transformar en una experiencia nueva con cada vuelta de trama.

Trier no logra aprovechar adecuadamente el tema del duelo. De alguna manera, esta película se opone a la maravillosa «Oslo, 31 de agosto», pues le falta totalmente la intensidad concentrada que caracterizaba a aquella.

Trier equilibra de manera experta las diversas tramas y períodos narrativos, prestando atención a las intrigas y emociones, además de manejar con delicadeza los conflictos que surgen en cada personaje.

Un drama previsible, torpe, aparatoso, arbitrario y con ínfulas que, desde luego, no pasará a la historia.

Película rica en subtextos significativos, que resulta apasionante. Trier logra impactar y reconfortar al espectador, desafiando sus pensamientos y convicciones, generando una profunda reflexión que también se siente a nivel emocional.

La propuesta se ve atrapada por un guion débil y predecible, además de personajes que carecen de la vitalidad necesaria para mantenerla.

La película destaca por su complejidad y sensibilidad. A pesar de contar con buenas actuaciones y varios momentos memorables, le falta un núcleo emocional que haga resonar su impacto, resultando en una experiencia más fría y dispersa de lo que debería ser.

Con muchos vicios y lugares comunes del cine indie estadounidense, algunos momentos cómicos en medio del drama le salvan las papas a un guión demasiado efectista y manipulativo.

Repasa la tragedia de una familia, en la mejor tradición de este tipo de dramas, bien hecha, austera, sin caer en el melodrama.

El director utiliza el montaje de manera efectiva, manteniendo un ritmo fluido. El sonido y la música, en lugar de destacarse, complementan los silencios entre los diálogos, que en conjunto construyen la esencia de la historia.

El noruego Joachim Trier demuestra un nivel sobresaliente con su trabajo. Es indiscutible que su elección de montaje y estilo pictórico es ideal para una película que explora la esencia de las fotografías y nuestra dificultad para comprender a los demás.

Trier mantiene una cierta distancia con sus personajes, característica de su enfoque en la deconstrucción. No obstante, también demuestra empatía con sus dilemas, lo que genera un resultado sorprendentemente emotivo.

La impresión es que la película podría haber alcanzado un mejor resultado si Trier se hubiera enfocado en una o dos de las tramas en lugar de intentar desarrollar cinco a la vez.

Trier envuelve la narrativa con una grandilocuencia y formalidad, especialmente en su uso de la voz en off, lo que resulta en una sensación de pretensión.