Críticas Llegó a mí (2023)

La película de Miller es una experiencia caótica y única, donde la narrativa se presenta de manera poética. El placer que brinda 'Llegó a mí' está ligado a la paciencia y tolerancia del público hacia su particular estilo narrativo.

Una comedia inteligente que reafirma la efervescencia de la voz cinematográfica de Miller.

Es divertida y extraña, y a veces realmente oscura. No todo funciona, ni siquiera es coherente, pero también ofrece una nueva visión de lo que el amor hace a la gente, tanto en la gran pantalla como en la vida real.

Un batiburrillo de conceptos endebles, fantasiosos y descabellados disfrazados de comedia romántica neoyorquina.

Una comedia romántica brillantemente enrevesada.

Peter Dinklage, Marisa Tomei y Anne Hathaway brillan en sus actuaciones, sin embargo, la nueva película de Rebecca Miller deja mucho que desear.

Sus personajes son tan insoportables que resulta difícil que logren hacernos reír.

Quizá el inconveniente radique en su intento de ser extravagante, ya que retoma constantemente la moral tradicional: el amor prevalece sobre la ignorancia y culmina en matrimonio.

Tiene fallos pero es entretenida. Una divertida comedia costumbrista que explora dilemas morales.

Una película cuya excentricidad resulta empalagosa. Puede que carezca de sentimientos genuinos, haciendo que las situaciones de los personajes no parezcan significativas.

'She Came to Me' dura 102 minutos, pero la comedia romántica de Rebecca Miller no consigue levantar el vuelo.

Amena pero mordaz

Miller ha logrado crear su mejor película hasta el momento, apelando a un público más convencional sin sacrificar los aspectos más destacados de su estilo.

Una comedia romántica débil que experimenta con elementos extravagantes.

Fallida comedia que no logra definir su tono en medio de una agenda temática saturada. Se siente como si estuviese en un limbo, cuestionándose constantemente si hay alguien al mando que pueda ofrecer respuestas.

A pesar de contar con una historia similar a Romeo y Julieta, la película resulta ser una mezcolanza desigual y obsoleta de clichés del cine indie con actores reconocidos. Su premisa podría haber funcionado en 2001, pero hoy se siente desfasada.

Demuestra audacia y provocación, pero cuida tanto su tono que evita generar incomodidad. Es una película que parece quedar siempre a medio camino.

La película inaugural de Berlín es, sin lugar a dudas, una de las peores que hemos visto en años.