Críticas Pinocho (2022)

Algo falla: la película está bien hecha, está bien interpretada, está claramente trabajada con alma y, sin embargo, al igual que su protagonista, carece de corazón.

No queremos revelar lo que echa por tierra el filme de Zemeckis, pero digamos que parece que las personas que tomaron las decisiones creativas más importantes tienen más madera en su cerebro que el personaje al que dieron vida.

Los remakes de acción real de Disney de sus clásicos animados son ahora algo inevitable. Pero 'Pinocchio' acaba convirtiéndose en uno de los ejemplos más atrozmente pobres de ellos, perdiendo la belleza y la magia del original.

Este remake se ha ganado su propia identidad con imágenes generadas por ordenador impresionantes y un reparto excelente encabezado por Tom Hanks en el papel de Geppetto.

Demasiado del alma del original ha perdido un notorio grado de humanidad en la transición de la tinta a los píxeles. Puede que este 'Pinocchio' no tenga cuerdas, pero tampoco tiene mucho corazón.

Aunque se esfuerza por cumplir su función como entretenimiento familiar, para mí no funciona.

Aunque todavía no se sabe qué es un 'chico de verdad', la película intenta al menos dar profundidad a sus personajes y pinta una aventura visual que aspira al surrealismo de su predecesora.

'Pinocchio' es una prueba más de que el obstinado esfuerzo de Disney por rehacer todas sus películas de animación clásicas representa un ejercicio de mediocridad. No se percibe nada cinematográfico, original o duradero en esta adaptación.

No se arriesga a la hora de ejecutar el material. Sin embargo, es ligera y fácil, hace aterrizar sus lecciones con suavidad, y cuenta con una maravillosa combinación de acción real y CGI.

'Pinocchio', de Zemeckis, hace que uno le pida a una estrella que Disney deje de diluir el legado de sus queridos largometrajes de animación con estas imitaciones sin alma.

Una vergüenza de arriba a abajo sin una buena razón de ser.

Una versión incluyente y fresca.

No hay nada aborrecible en esta nueva versión, sin embargo, en comparación con la original y creativa interpretación del italiano Matteo Garrone de 2019, resulta difícil no notar la sensación de producción rutinaria. Esta película se siente como una "remake" innecesaria.

El problema de la cinta de Zemeckis es que carece de alma. Es sorprendente que una falta de calidad tan notable provenga de uno de los directores más destacados de los últimos cuarenta años.

Correcta versión 2.0 de Pinocho, que traduce a acción real, casi al dedillo, el clásico animado.