Críticas El irlandés (2019)

Repleta de diálogos de gángsters que todo fan de Scorsese podría desear, la película muestra más solidez en sus momentos más tranquilos. Es una historia sobre la confianza rota, tanto en la familia como en Dios.

Inteligente y amena, hasta el punto en el que puedes pensar que es todo lo que va a ser. Pero su última media hora es profundamente emocionante, de una manera en la que te acongoja.

Un logro mayor de Scorsese: no sólo incorpora los mejores aspectos de sus anteriores dramas criminales y su emocionante energía, sino que añade contexto a aquellos filmes.

La película es alternadamente triste, violenta y sorprendentemente divertida. Tomarse un momento para reflexionar sobre sus temas profundos es, sin duda, una de las razones más convincentes para verla.

Es en su extenso y serio acto final que 'The Irishman' concentra su verdadero poder y desvela sus principales intenciones. Scorsese, a sus 76 años, dirige con la vitalidad de un joven cineasta ansioso por contar su historia.

Cuando un director regresa a un género con el que tiene una conexión fuerte, a menudo se siente como un compendio de sus mejores momentos. 'The Irishman' explora temáticas conocidas, pero lo hace de una manera que resulta inteligentemente cautivadora.

Una película que ocupa inmediatamente su lugar en el canon de Scorsese. Aunque el director disfruta y entretiene al público, no explora nuevos territorios temáticos.

Robert De Niro está sensacional en la obra maestra sobre la mafia de Scorsese.

Nos traslada a la época dorada de Scorsese, con un De Niro delicado y un Joe Pesci revelador.

Aunque es bastante larga, casi tres horas y media, la historia es apasionante y mantiene el interés.

Un clásico instantáneo. Scorsese, De Niro, Pacino y Pesci. Todos juntos. Ni en tus mejores sueños.

Scorsese, más sabio que nunca, coloca su película más equilibrada y honda al lado justo del corazón de su personaje principal. Su obra maestra es calculada, geométrica y casi perfecta.

Realista, complejo, admirable Scorsese. La parte final, hablando del ocaso y la devastación física y mental, me parece uno de los grandes desenlaces de la historia del cine.

Scorsese regresa con una nueva obra maestra dedicada a la mafia, alternando entre distintos tiempos verbales con sutileza y una elegancia que conmueve. El espectador se enfrenta a una película que resulta casi inabarcable.

Magna obra, monumental en sus ambiciones. Un colosal fresco que se presenta como un magistral ejercicio cinematográfico sobre lo tan complicado que es capturar el discurrir del tiempo.

No resulta arriesgado afirmar que 'El irlandés' es la mejor película de Martin Scorsese en casi 30 años. (...) que se conecta de manera directa con lo más identitario de su obra a la vez que la enriquece y la amplía de modos insospechados.

Toma su ritmo y exprime cada fotograma de sus casi tres horas y media para invitar al espectador a realizar una actividad a la que el cine contemporáneo de Hollywood se resiste cada vez más: reflexionar.

'El irlandés' es un triunfo cinematográfico resultado de dos factores clave en la industria filmográfica: la inversión económica y la experiencia acumulada con el paso del tiempo.

Una película que es más que la suma de anécdotas sobre su producción y la repetición de temas y actores. Se trata de un punto y aparte en la carrera del director.

Scorsese busca evitar la repetición y con 'El irlandés' presenta una reflexión sobre sus previas obras de gángsters italianos. Esta película se caracteriza por una serenidad y madurez que contrasta con el estilo dinámico e hiperactivo de 'Buenos muchachos' y 'Casino'.

'El irlandés' es como presenciar un concierto de cámara, donde un trío de intérpretes se encuentra en la cima de sus carreras. La obra les permite a cada uno tener un momento destacado, pero brilla especialmente cuando todos tocan en armonía.

Una película sólida en narrativa y juegos temporales que, en medio de su épico derroche de testosterona, también logra reservar espacio para la ironía y un ligero remordimiento.