Críticas Joy (2015)

'Joy' es una película intrigante, aunque resulta a veces poco vibrante y muy estilizada. La actuación de Cooper y su personaje tienden a ser monótonos, llegando incluso a ser aburridos. Sin embargo, Jennifer Lawrence ofrece una actuación destacada.

El espléndido y hábil reparto asegura que esta historia sobre un ridículo éxito siga funcionando a toda máquina, al igual que las anteriores películas del director.

El maestro de ceremonias de 'The Fighter', 'Silver Linings Playbook' y 'American Hustle' parece haberse suavizado un poco, lo que significa menos risas, pero un panorama emocional más envolvente y con más capas.

La película, en todo su caos y esplendor, pertenece casi por completo a Lawrence. Ella es la clase de estrella de cine que convierte a todos los demás en actores secundarios.

No es oro lo que extrae Russell, pero sí algo medianamente digerible. Se supone que el épico combate de la desventurada aunque tenaz inventora puede contagiar sentimentalmente al receptor. No es mi caso. Pero al menos, no me irrita.

Entre la comedia satírica y el melodrama. Aunque impera la corrección, en ninguno de sus apartados 'Joy' va más allá de lo superficial.

Un filme que dibuja una sonrisa y deja un mensaje de esperanza... pero nada más.

David O. Russell emplea diversas exageraciones estilísticas, tanto en los decorados como en la intensidad de los personajes y sus actuaciones. Esto genera un ritmo un tanto irregular en la película, que culmina en un desenlace anticlimático.

Esa habilidad de darle a cada público lo que cada público quiere ver denota la astucia del realizador, pero también le pone límites a tan calculada maniobra.

Parte de la extrañeza de 'Joy' radica en que se presenta como una fantasía infantil, una narrativa que aborda el descubrimiento gradual de poderes ocultos.

Un film extraño, indefinido e indefinible en muchos aspectos, en definitiva cautivante, cualquiera sea la perspectiva desde la que se contemple.

La película se estira un poco en intrigas y asomos de melodrama, y el público puede perderse, pero el asunto siempre tiene vetas atractivas, y enseña bastante sobre mecanismos de venta, trampas de proveedores, (...) y otras situaciones de las que se saca buena moraleja.