Críticas Aquaman (2018)

Son dos horas y media de paisajes oceánicos y de cabelleras que no cesan de ondular, indicando que la acción sucede bajo el agua. No logra divertir ni impresionar, simplemente resulta aburrida.

Las escenas de acción parecen arbitrarias, impuestas por las exigencias del formato en lugar de surgir de manera orgánica o estar conectadas con la historia. Desde el punto de vista técnico, la película cumple con todas las expectativas de los fans.

Imaginad estar sentados delante de una película que dura 139 minutos, de los cuales 45 sobran y presenta cinco subtramas innecesarias. Al igual que Momoa, al principio resulta atractivo, pero pronto se vuelve agotador.

No creo que 'Aquaman' logre ser un icono, pero debo reconocer que se vuelve mucho más entretenido cuando no se toma en serio, a diferencia de otros personajes como 'Superman' y 'Batman'.

Decepcionante. Parece una versión exagerada de los objetos cursis que se colocan en las peceras. Es una película que apenas tiene momentos de respiro.

Navega en olas de diversión y espectáculo. Una película que es bastante vibrante. Se muestra visualmente consistente e interesante.

Está hecha con tan poca consistencia que incluso sus planos individuales parecen piezas de puzles distintos que se han unido de cualquier manera.

No sabe si desea ser absurda o seria, si es una película de superhéroes o una parodia de ellas. Presenta un mundo dramáticamente endulzado, lleno de personajes poco inteligentes.

La acción no es particularmente memorable. La verdadera estrella de la producción son los extraordinarios diseños y su mundo. La imaginación visual que presenta es auténticamente estimulante y cautivadora.

Momoa equilibra el ingenio, la honestidad y el aspecto físico del papel con facilidad. Es todo tan extraño y descaradamente alocado que los cantos de sirena de esta obra vertiginosa y sobrenatural son difíciles de resistir.

Como su héroe, 'Aquaman' es una película grandiosa, extravagante y llena de entretenimiento. Sin embargo, los atlantes carecen de ese toque divertido que se esperaría.

Es a la vez relato de origen, lucha dinástica e inmersión en aguas artúricas, pero no logra desembarazarse de un claro sobrepeso kitsch característicamente DC.

Un sumidero de despropósitos. Son dos horas y media literalmente sumergidas en una pecera gigante donde, salvo el sentido común, todo flota.

Si les disgustan los chistes malos, eviten «Aquaman», donde un atolón coralino llamado Momoa ofrece una interpretación menos expresiva que el proverbial besugo.

Entrañable gracias a su espíritu pulp y su desmesura. 'Aquaman' funciona como un placer visual, y agradecemos este viaje a las profundidades de lo kitsch.

La película presenta escenas que oscilan entre lo visualmente poco atractivo y lo altamente creativo. Aunque no logra ser completamente coherente, representa un avance significativo en la rápida evolución del género de superhéroes. Hay momentos que realmente destacan y son memorables.

El director de 'El conjuro' aborda el personaje del cómic de DC sin aportar un toque personal. El resultado es simplemente una película de acción.

Revierte una cierta (espantosa) tendencia del cine de superhéroes, el de querer ser “serios y realistas (...)” en lugar de lograr los mismos fines como el cómic: por medio de la diversión desaforada donde todo puede ser posible.

Aunque 'Aquaman' comienza lento, la película gana ritmo y resuelve de forma inteligente la exploración del personaje y su mundo.

Consolida a Momoa como un buen Aquaman, y sobre todo, entretiene y colma expectativas.

El resultado es menos de lo esperado, ya que la acción supera al contenido. La simpatía de Jason Momoa, junto a su buena química con Amber Heard, no es suficiente para mantener el interés durante casi dos horas y media.