Críticas Cruella (2021)

Con un sentido de la moda maliciosamente impresionante, una banda sonora eléctrica de aires retro y un personaje principal pecaminosamente entretenido, es la película de Disney más 'cool' de la historia.

Logra ser tediosa, transgresora, caótica e inerte, todo al mismo tiempo.

Da un paso atrás y abre camino para la sensacional pareja de Emmas: Stone y Thompson. Juntas, son la clase de dúo cómico totalmente disfuncional que el cine post-confinamiento no sabía que necesitaba.

El éxito de cada talentoso departamento otorga una auténtica distinción, fusionando elementos de 'The Devil Wears Prada' con el espíritu audaz de Harley Quinn.

Quizás sea una película inherentemente fallida, pero tanto si su oscuridad a lo Disney atrae o repele, tiene, a menudo, algo que odiar o amar en igual medida.

Ignora lo malo en favor de lo brillante, una forma más agradable de revisionismo. Como oportunidad para Emma Stone de ronronear y ser una vampiresa con vestidos elaborados, es totalmente disfrutable.

Esta película es tan sexy, única y rebelde que te hace olvidar por completo el logo de Mickey y el icónico castillo de la Cenicienta. No se trata tanto de una precuela, sino de un pariente lejano. Disfruta de 'Cruella' como si fuera una película independiente, decadente y estimulante.

Una suntuosa y barroca película con espíritu gamberro en la que cada secuencia se coreografía alrededor de una espiral de exceso en la que suena una mixtape arrolladora.

La película se distingue por su capacidad de escapar de la típica fórmula de Disney, apartándose incluso de la historia que le da origen. Gillespie aporta un tono más sombrío y misterioso, logrando que la Cruella interpretada por Stone tenga una personalidad y una presencia únicas.

Tiene ideas que, aunque no son nuevas, están realizadas con estilo y mucha personalidad.

Es un asunto ligero y divertido, sin miedo a las exageraciones de ningún tipo —con largos planos secuencia, actores gesticulantes, vestidos de noche, dálmatas asesinos y una banda sonora de éxitos del rock sin medio segundo de silencio.

Queda una propuesta estética que realza esta historia, digna del mundo que ambienta, (...) con suficientes elementos para causar adicción durante poco más de horas, entre suspenso, comedia y drama.

La última versión de Disney acierta en su error. Aunque se presenta como un compendio de diversas referencias previas, en esa mezcla sin un criterio definido hay una esencia pura, celebratoria y llena de vida, similar a lo que encontramos en los grandes clásicos del punk.