Críticas La quimera (2023)

Cautivadora. Maravillosamente sutil y seductora.

Una película que, a pesar de su ambición filosófica, a veces resulta ligera, fácil y poco desafiante.

Atrapado entre el amor perdido y una banda de ladrones de tumbas, el actor ofrece una de sus mejores interpretaciones en la deslumbrante historia de Alice Rohrwacher.

Espléndida y misteriosa

La primera mitad de 'La Chimera' te engulle. Su estilo y la sutil fantasía se van espesando hasta que, de repente, te encuentras completamente inmerso en las ensoñaciones tombaroli.

Josh O'Connor cava su propia tumba y vuelve convertido en estrella

Esta película es inteligente, ambiciosa y divertida en todo momento, pero también funciona como una meditación inteligente sobre nuestras actitudes ante la vida, el amor y la muerte.

Un drama sorprendente, espiritual y realmente encantador.

Con un instinto antropológico ultramoderno, la directora describe la relación que une a sus personajes con su entorno, en el que se mueven y con el que chocan

Es una película bellísima, llena de poesía y con un gusto especial por el poder de las fábulas.

La directora le procura a su historia un tejido cercano al neorrealismo, aunque impregnado de esos personajes bufos de la comedia italiana de los sesenta, todos ellos deslavazados y cada uno con su brújula para seguir el argumento.

Es imposible no quedar superado y, al mismo tiempo, embelesado por la combinación de tres formatos analógicos, que puede y debe considerarse sublime. Prodigiosa.

Puede tener algunas inconsistencias o reiteraciones, es cierto, pero es un cine abierto, generoso, que respira, transmite vitalidad, amor por el mundo y por la gente que lo habita.

Rohrwacher no logra cristalizar todas sus pretensiones. La película, aunque plena de momentos inspirados, no llega a cuajar finalmente.

Prodigioso film. La búsqueda quimérica logra siempre la manera más original y estilizada, aunque sea de forma indirecta, de retratar las peripecias folclóricas, imaginativas y maravillosas.

La mejor tradición italiana del siglo XX —Fellini, Pasolini, Antonioni, Rossellini y ¡Franco Battiato!— queda a buen recaudo, como en una sorprendente urna con huesos de santo y demás reliquias, en 'La chimera', de Alice Rohrwacher.