Críticas Le Mans '66 (2019)

Un homenaje al tipo de película que la mayor parte de los estudios estadounidenses ya no quieren crear. La gente debería hacer cola para ver una obra tan buena como esta.

Destaca cuando evoca la emoción que transmiten las carreras y resulta lo suficientemente convincente en esos momentos como para demostrar que nada supera la incertidumbre que produce una competición.

Damon está excelente en el tipo de papel en el que sobresale. Los diálogos están llenos de ocurrencias ingeniosas y las secuencias de carreras son impresionantes.

Una película de estudio anticorporativa que trata de celebrar la individualidad mientras que se mantiene rígidamente en mitad de la carretera.

Considero que disfrutaba más de esta película cuando se titulaba 'Speed Racer' y fue dirigida por las Wachowskis.

Una película para las masas, grande y brillante, con gran potencia, aceite de motor y el fresco sudor de los hombres de los años 60.

Una película de acción a la antigua con un montón de virtuosismo moderno.

Un drama deportivo que se destaca por su impresionante aspecto visual y una producción atractiva, sin embargo, se siente inerte y las interpretaciones resultan agotadoras.

Subvierte de forma inteligente el glamour de las carreras.

Es demasiado buena para encasillarla en solo un gusto de los fanáticos de los coches. Las escenas de carreras son impresionantes y cautivadoras. Sin duda, se convierte en una experiencia realmente estimulante.

Del melodrama familiar a la fábula de superación, el director James Mangold maneja a la perfección los resortes de la película deportiva.

Es excelente en todos los aspectos técnicos y estéticos. Dirige un notable realizador de westerns modernos, James Mangold, un director que merece una reevaluación seria.

Pocos actores logran transmitir complicidad y camaradería solo con la mirada, y ambos actores lo logran a la perfección aquí. Ahí radica, posiblemente, el mayor triunfo de la película.

Es un filme más complejo de lo que parece a primera vista. Los defectos del filme no opacan para nada el fino ensamblaje de relojería que hace de esta una experiencia apasionante.

A lo largo de más de dos horas y media de duración, las emocionantes escenas de los autos en las pistas de carrera se entrelazan con el drama humano.