Críticas Dogman (2023)

Es el tipo de locura justo para el público adecuado, un batiburrillo de géneros que sorprende.

Lo último de Luc Besson es tan malo que me hizo aullar de incredulidad. Es, sin duda, la película más tonta del año.

Se trata de un espectáculo circense a veces tan terriblemente deprimente que resulta desconcertante.

Si bien 'Dogman' tiene muy poco que decir, su estilo es bastante agradable y cuenta con una gran actuación de Caleb Landry Jones.

Es muy ridícula en lo que creo que son formas no intencionadas

Una película retorcida, divertida y alocada.

La incongruencia entre la estética y el tono de superproducción de Besson y la pura estupidez de la acción es tan profunda que resulta difícil comprender cómo nadie se dio cuenta, en tiempo real, del fiasco que estaban creando.

Es un despliegue tan confuso y desproporcionado como sorprendentemente hipnótico y naive. La magia reside en lo impredecible, en esa habilidad tan característica de Besson para combinar lo pomposo y lo ingenuo con un desparpajo que asombra.

Luc Besson presenta un thriller competente, destacando la notable actuación de Caleb Landry Jones. Se trata de una película que cumple con su objetivo de entretener y mantiene el interés del espectador.

Que sea excesiva tiene un pase: Besson siempre lo ha sido. Sin embargo, lo que no es aceptable es que esta mezcla de géneros, con un tono tan disperso, resulte aburrida y genere indiferencia.

Besson regresó al cine de acción con una narrativa modesta que no parece contar con los elementos necesarios para destacar en la competencia en Venecia.

'DogMan' se siente como un melodrama psicológico que intenta cubrir demasiadas premisas sin lograr desarrollarlas adecuadamente. Aunque hay algunas escenas de acción, estas no alcanzan a satisfacer las expectativas.